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Infoxicación por Coronavirus

Quienes nos dedicamos a la comunicación vemos cómo el Coronavirus nos pone a prueba. Conocemos las bases de la comunicación de crisis. De hecho, nos hemos acostumbrado a vivir en la crisis continua (gracias, redes sociales). Pero estos días tenemos enfrente una situación nunca vista, imposible de predecir, en la que resulta complicado anticipar los diferentes escenarios.

Creo que realmente no hemos sabido leer algunas señales. No era fácil. Pero hace dos semanas nos llevábamos las manos a la cabeza porque se anulaba el Mobile World Congress, la semana pasada alucinábamos con lo que estaba pasando en Italia y de repente, ahora, nos vemos todos confinados en nuestro domicilio y sin saber qué va a pasar mañana.

Como comunicadores creo que tenemos que entender algunas cosas:

Primera. Comunicación interna primero y luego, quizá, comunicación externa. ¿Cuántas empresas han hecho comunicados en sus redes diciendo que sus trabajadores teletrabajan? Lo importante ahora conseguir que nuestro equipo entienda cómo está la empresa, cómo afronta esta situación extraña, qué pueden/deben hacer y qué no. Y sobre todo escuchar sus dudas o preguntas y tratar de ofrecer respuesta.

Segunda. Ponerse en lo peor. Miguel López Quesada, presidente de Dircom, lo explica muy bien. “Tenemos que ser bomberos. Avanzar hacia el fuego para tratar de apagarlo cuando el ser humano, por naturaleza, correría en dirección contraria”. Si no te pones en lo peor y piensas cómo responderías en esa situación, nunca estarás preparado. Si no lo haces, cuando las cosas vayan ocurriendo, sentiréis tristeza, preocupación, estrés. Si te pones en lo peor y te preparas, según lleguen los problemas irás aportando soluciones. Ponerse en lo peor no implica que eso vaya a pasar. Sólo quiere decir que, si pasa, te pillará preparado.

Tercera. Hay que ser muy, muy claros. Esforzarse por preparar los mensajes y explicar de forma clara y meridiana tu punto de vista. Todo el mundo está este día abrumado por miles de mensajes. Infoxicados a tope. Los medios de comunicación no hablan de otra cosa, los amigos y familiares tampoco. Y qué decir de los mentideros de Internet. Hay verdades, medias verdades y mentiras, que se propagan por redes como locas. Hay que esforzarse por definir muy bien el mensaje, y hacerlo llegar sin adornos a quien lo tenga que entender.

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