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¿Cómo te ayuda la comunicación a superar la crisis?

la republica de la reputacion

La república de la reputación es un libro que escribió Pau Solanilla y que, en tiempos de coronavirus, estoy releyendo. Algo bueno que tiene la crisis.

En estos días extraños, DATA Comunicación está ejecutando todo aquello que recomendamos a quienes confían en nosotros. Revisamos nuestra oferta de servicios, adaptamos nuestra narrativa corporativa a la nueva situación, revisamos nuestros canales y nos preparamos para el día después.

Pero siendo las ventas importantes, no deberíamos olvidar cosas muy relevantes, como la necesidad de comunicar, de gestionar de manera estructurada la comunicación y la relación con todos los grupos de interés, y de recordar que comunicación = reputación; y que reputación = a negocio.

Le deseo mucha suerte a todas las empresas que hayan decidido no comunicar en estos días. La necesitarán.

Hoy he compartido un rato fantástico con Virgina Knörr, directora de VK Comunicación y referente sectorial en Euskadi. Ella nos ha recordado en un webminar organizado por Dircom que todas las empresas tienen delante un crisol de stakeholders, y que hay que responder a todos ellos. La organización tiene que tranquilizarles y generar un estado de confianza hacia la organización y hacia el proyecto empresarial. Y eso sólo se consigue con comunicación.

Si regreso al libro mencionado, encuentro respuestas a una pregunta importante: ¿Cómo me ayuda la comunicación a superar la situación actual de crisis tan cruel como la que estamos viviendo?

La reputación supone una ventaja competitiva y un extraordinario recurso estratégico para afrontar la crisis. Las empresas que han ido trabajando, de forma estructurada, su correcta reputación corporativa, cuentan en estos momentos con un importante activo para superar la crisis.

Sus grupos de interés les seguirán comprando, los empleados seguirán trabajando, los bancos les darán crédito, los proveedores trabajarán duro por ellos, etc. Y es que la buena reputación genera un sentimiento positivo que se traduce en una confianza que consolida las relaciones con los grupos de interés. “Es un acelerador de inversiones, negocios, ventas, captación y retención del talento y por ende rentabilidad“, señala Solanilla en el libro.

Pero estoy también seguro de que ahora mismo, muchas empresas tienen centrada la cabeza en el “voy a salir de esta y luego ya, si eso”.

Haz de la necesidad, oportunidad

Ahora mismo todas las organizaciones tienen una oportunidad de oro para trabajar esa reputación, porque es en los momentos difíciles donde se forjan las relaciones indestructibles de confianza.

“El hombre es un ser social que comparte creencias, valores y estilo de vida -cultura- con otros individuos de su entorno y construye así comunidades. La reputación -que la RAE define como fama o prestigio- se puede explicar como la valoración emocional que hacemos del comportamiento de una organización, marca o persona y que está basada en nuestras creencias.

El enfoque tradicional de la gestión de la comunicación se basa en utilizar la comunicación como un instrumento de propaganda. Hoy sabemos que la gestión de la reputación funciona al revés: Tenemos que partir de la escucha y de la interpretación de las creencias y las expectativas de los públicos (primero entender) para poder después formular una respuesta empática (ser entendido). Una repuesta que contempla tanto el plano de la acción como de la comunicación, ya que ambas variables afectan a la interpretación que hacen las personas.

Vivimos así en una economía de la atención y de la reputación, con efectos palpables en la cuenta de resultados de las empresas. Ya no vale con ofrecer buenos productos o servicios, estos tiene que sintonizar con los valores socialmente emergentes y con las expectativas de los ciudadanos y consumidores. Para ello, las empresas tienen que “hacer las cosas bien”  y saber “comunicarlas bien”. Hacer las cosas bien significa escuchar, entender las expectativas de los grupos de interés para después desplegar una buena estrategia de comunicación en la que lo decisivo no es tanto el mensaje que se comunica, como el mensaje que percibe el destinatario,y sobre todo, cómo le hace sentir ese mensaje o relato.

A este mensaje que nos ofrece Solanilla en su libro, debemos añadir el hecho de que vivimos una situación excepcional. En la que posiblemente tú y la organización a la que te dedicas, estáis pasando un trance complicadísimo. Pero tus grupos de interés también. Todos ellos.

Si conversas con ellos, descubres cuáles son sus inquietudes, y te esfuerzas de forma sincera por dar respuesta o solución (cuando sea posible), crearás un vínculo increíble que hará que superes esta situación muy reforzado. Si te das cuenta, tienes hoy una oportunidad de oro de crear un vínculo espectacular con tus trabajadores, con tus clientes, con tus proveedores. Es un momento único, por lo que supone.

Si no lo haces, igual no pase nada. Pero no pasarán tampoco las cosas buenas que te gustaría que pasen. Porque para casi todos tus grupos de interés, serás uno más.

Si no has comunicado hasta ahora, no trates de ser el rey de la fiesta. Como ha dicho Virginia Knörr en el citado Webminar, “no se puede pasar del burka a la playa nudista”. Comenzar ahora una política comunicativa de máximos es incompatible con una cultura de perfil bajo anterior. Pero si se puede establecer unas políticas que, sin aportar un nivel de exposición máximo, permita a las organizaciones conversar con sus grupos de interés.

Hacerlo, permitirá formar un grupo de creencias compartidas de la organización con los grupos de interés que supondrán un gran activo para lograr uqe cualquier empresa afronte con garantías la situación de crisis actual.

Hablemos.

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